¡No te muevas! Estás en Israel (reflexiones desde mi celda)
Estaba amaneciendo cuando me subieron a la parte trasera de un furgón blindado, con rejas en las ventanillas y una pared metálica que me separaba del conductor, sobre la que estaban pintadas en rojo -con lápiz de labios, quiero pensar- las letras SOS. Al llegar a nuestro destino, entendí que no me llevaban a un lugar acogedor. La verja que rodeaba el recinto tenía los extremos superiores hacia dentro, hacia el patio: su función no era evitar la entrada, sino la salida. En el vestíbulo del edificio, escoltada por dos hombres que aún no me habían dirigido la palabra, me fijé en el único cartel que estaba escrito en inglés: Immigration Authority of Israel.
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