Niñas kamlari: La vida después de la esclavitud
“El día en que mis padres me vendieron a otra familia, no entendía lo que me estaba pasando”. Urmila Chuadhary recuerda vagamente la despedida; su madre lloraba y nadie respondía sus preguntas. Aún no había cumplido seis años cuando un influyente político de Katmandú la compró por 2.500 rupias nepalíes, poco más de 20 euros. Así se convirtió en una kamlari, una niña esclava, a cientos de kilómetros de su casa, privada de cualquier educación y expuesta a todo tipo de abusos. Fueron doce años de cautiverio, de los que apenas quedan marcas visibles. De vez en cuanto se acaricia una antigua quemadura en la mano, un castigo de agua hirviendo por olvidarse de comprar un paquete de tabaco. Aunque las peores cicatrices están debajo de la ropa. Y de la piel.
**Este reportaje fue finalista del Premio de Periodismo María Luz Morales. Puedes leerlo entero en El País.