Patricia de Blas
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NOMBRE

Patricia de Blas Gasca

CIUDAD

Zaragoza

EMAIL

patriciadeblasgasca
@gmail.com

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La doble vida de Santi Balmes

Santi Balmes

Tengo un amigo, fan de Love of Lesbian, que cree que la canción Incendios de nieve es en realidad una metáfora de una práctica sexual, igual que el collar de perlas de El Columpio Asesino. Yo siempre había pensado que el desquiciado era mi amigo, sacándose aquello de la manga, pero después de leer La doble vida de las hadas, de Santi Balmes, ya no lo tengo tan claro. Qué libro más turbio.

la doble vida de las hadasSon una veintena de relatos. La mitad de ellos, en tinta negra sobre blanco, narran historias absurdas, con un humor surrealista y elementos recurrentes como el fútbol, las monjas, los políticos o el semen. La otra mitad son textos mucho más líricos, incluso poéticos, y están impresos en negativo. Esta dualidad, anunciada ya en el título y remarcada gráficamente, hace que, cuando uno empieza a leer el libro, se pregunte qué editor desorientado le ha permitido a Balmes mezclar churras con merinas.

Aunque disfrutaba de cada página, no dejé de hacerme esa pregunta hasta que llegué a La doble vida de las hadas, el relato que sirve de título al libro. El humor más negro se utiliza para contar una historia demoledora sobre un hada atormentada, obligada a hacer feliz a los demás mientras su propia vida es de todo menos un cuento de hadas.

«Ahora, años después de ser inmortalizada en dibujos de miles de cuentos, si sorprendiéramos al hada comprando en el supermercado la encontraríamos con apariencia dejada, mirada ida, paseando por la fila de los productos lácteos con una cola de caballo hecha con desgana.”

A través de su historia, conocemos el lado oscuro de los cuentos, lo que ocurre después del gran beso y el banquete de perdices. Descubrimos cómo el Príncipe “abusó de Blancanieves por todos los orificios de su cuerpo” y por qué el amante de Rapunzel, una vez casado con ella, se lamentaba por los bares diciendo que «nunca podía ver la cara de su amada mientras le hacía un buen francés, por culpa de aquella trenza desbocada”. La propia hada participa en las orgías de la casita de caramelo, con un Hansel que se confiesa extrañamente enamorado de la bruja, víctima del hambre “que solo se sacia cuando uno mismo es devorado”:

«Que me engorde, si le place, tan solo por una parte. Prefiero volver a ser uno más de su catálogo de estúpidos conscientes que el único de según qué princesa trastornada por sus propias obligaciones morales.»

Santi Balmes

Santi Balmes. Foto: suerainbow.es

Con un hada que ha tocado fondo, concediendo deseos banales que serán olvidados inmediatamente por los humanos, el relato avanza hacia las escenas eróticas más sórdidas que he leído, auténticas barbaridades que hacen dudar al lector: ¿debería reírme o llorar?

Es entonces cuando, para mí, todo el libro empieza a tener sentido. Porque las churras y las merinas no son tan diferentes. En el mundo fantástico de La doble vida de las hadas, como en el mundo real, lo más cómico acaba siendo trágicamente grotesco, y lo más lírico, lo trascendental, es tan duro que solo puede soportarse con humor. Y así, la dualidad pretendida por Santi Balmes no existe, salvo en su propia persona, porque además de un músico increíble es un escritor genial con una imaginación ilimitada.